martes, 16 de marzo de 2010

LA CULTURA CIENTÍFICA

Os pongo un articulo que nos debe hacer reflexionar sobre la situación de la Ciencia en España .
Es un texto extraido de un articulo de Julio Guemez Ledesma, Profesor de Física de La Universidad de Cantabria.




Un país formado por ciudadanos sin una buena formación científica está condenado a que las soluciones a sus problemas provengan del exterior.
¿Somos los nacidos en España más tontos que aquellos nacidos en países que sí ganan Premios Nobel de Física? Evidentemente, no. Lo que sucede es que en nuestro país nunca ha habido un clima intelectual favorable a la ciencia, pues nunca se ha visto la utilidad inmediatade una educación científica.
Considérense una serie de afirmaciones, algunas de cultura general y otras de cultura científica, cuya veracidad puede contrastarse con la ayuda de una buena enciclopedia:
Cristóbal Colón descubrió América en 1482.
La estación espacial orbital Alfa gira alrededor de la Tierra en condiciones de ausencia de gravedad.
Miguel de Cervantes publicó el Quijote en 1750.
Un satélite geoestacionario gira a una distancia de 36.000 km sobre la superficie de la Tierra.
La Primera Guerra Mundial terminó en 1918 con la derrota de Francia.
La temperatura del filamento de una bombilla halógena cuando luce es de unos 1000 ºC.
El río Ebro nace en los Picos de Europa y desemboca en Amposta.
Los fundamentos teóricos del láser fueron desarrollados por Albert Einstein. Mozart fue un famoso compositor austríaco.
La primera emisión y recepción de ondas electromagnéticas en el laboratorio fue llevada a cabo por Heinrich Hertz.
La palabra `retahíla' no lleva tilde.
De las anteriores afirmaciones, ¿cuáles están erradas y cuáles son verdaderas? Para que una persona sea considerada un `individuo culto' --es decir, poseedor de una amplia cultura--, seguro que hay unanimidad en considerar que debe saber que América fue descubierta por Colón en 1492 --en 1482 todavía existía el Reino de Granada--, que Cervantes publicó la primera edición de El Quijote en 1605, --1750 es la época de Iriarte y Samaniego-- que Francia ganó en 1918 la Primera Guerra Mundial, que el Ebro nace en Fontibre, --Fuente de Ebro--, Cantabria, que que Mozart fue austríaco, --cuando Austria era un imperio austro-húngaro-- y que sí, retahíla sí lleva tilde a pesar de la hache intercalada.


Sin embargo alguien puede afirmar sin inmutarse que la estación espacial Alfa gira en condiciones de ingravided --en cuyo caso se habría alejado de la Tierra hace mucho tiempo, lo que no sucede debido precisamente a la atracción gravitatoria terrestre, lo mismo que le sucede a la Luna--, que 36.000 km parece demasiada distancia a la Tierra para un satélite artificial --unos seis radios terrestres, la distancia a la que un satelite gira en condiciones geoestacionarias--, o que la temperatura de 1000 ºC para el filamento de una bombilla halógena es muy elevada --siendo en realidad de unos 3000 ºC, próxima a los 3600 ºC a los que funde el tungsteno que forma su filamento --, y no por ello ser considerada una persona con poca cultura. La palabra cultura se asocia habitualmente a una persona de elevados intereses, unida a una cierta erudición histórico-literaria, considerándose el conocimiento científico algo reservado a personas con intereses demasiado prácticos.

No debería resultar sorprendente constatar que aquellos países social, cultural, económica y políticamente más avanzados son a la vez los países con mayor desarrollo científico y con poblaciones que más saben apreciar el valor de la ciencia y su conocimiento. Países pequeños en población y territorio como Holanda y Dinamarca son países muy avanzados desde el punto de vista tecnológico y científico, con un número de Premios Nobel de Física muy superior al que les correspondería por su población, que son además democracias consolidadas y estables. Y estos dos aspectos, conocimiento científico y democracia de calidad, no están separados. Del mismo modo que los ciudadanos de estos países han entendido que las soluciones a sus problemas políticos deben venir de políticos honestos, que siempre intentan explicar las razones de su actuación y que esperan que las críticas sean igual de honestas, así en la actividad científica los científicos están obligados a aportar pruebas de aquello que afirman, tanto los que exponen una teoría como los que la critican. Una sociedad acostumbrada a la discusión pública y ordenada de sus problemas es una sociedad que apoyará la ciencia como forma de conseguir que la solución a sus problemas provenga de ellos mismos. Y viceversa, una sociedad en la que al avance científico sea considerado una prioridad de su gobierno será capaz de analizar y discutir sus problemas siguiendo métodos que le garanticen la mejor solución para cada uno de ellos.
El ambiente social en España no es favorable a los esfuerzos que para una persona joven significa estudiar una carrera científica.

La sociedad española agradece que haya científicos o ingenieros que nos faciliten la vida, pero no quieren para sus hijos carreras tan difíciles y que exigen tanto esfuerzo. Es mejor que eso lo hagan otros, extranjeros que nos vendan la tecnología que necesitemos. Nosotros a cambio les daremos, sol, playas y apartamentos caros.


Pero los tiempos de arreglarse con las cuatro reglas, el turismo de masas y la exportación de coches que otros diseñan, ya han pasado. Nos encontramos en una época de producción en masa. Excepto por problemas energéticos, hoy se puede producir casi cualquier cosa en cantidades ingentes, en poco tiempo y ser distribuido por el resto del mundo en pocos días. China lo demuestra a diario. El hundimiento de la construcción ha puesto de manifiesto la necesidad de poner unas bases más firmes del desarrollo futuro del país, que no pueden ser otras que la de garantizar valor añadido a nuestros productos. Todo país que quiera asegurarse el futuro debe aportar valor añadido a todo aquellos que manipule. Pero transformar la arena en ordenadores implica saber cómo extraer el silicio de la misma y luego manipularlo hasta construir circuitos impresos. Y eso no se hace sin una sociedad que estimule a los más jóvenes a valorar el esfuerzo y el conocimiento científico y que se comprometa toda ella a dar un futuro a sus hijos sobre unas bases firmes y no sobre lo que las diversacoyunturas nos vayan enviando.

1 comentario:

  1. alejandro enamorado zarnitz25 de marzo de 2010, 17:05

    acabo de encontrar con la existencia de este blog, y este articulo es innegable

    me quito el sombrero si se me permite, no es justo que en los programas y concursos de la televisión no exista ninguna pregunta de rigor puramente cientifico, todo es o literatura o historia o geografía

    si no recuerdo mal profesor, salieron de sus labios que me debe una medalla por el 8'4 que saqué en selectividad, y yo soy hombre honesto y de palabra :P

    atentamente

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