martes, 13 de abril de 2010

"Australopithecus sediba", una nueva pieza del puzzle humano

Verano de 2008. Matthew Berger, un niño de 9 años, pasea con su padre (paleontólogo de profesión) por una de las 500 cuevas situadas en Malapa, Sudáfrica. En el suelo descubre algo parecido a unos huesos.
El equipo de Lee Berger, el padre de este chaval, decide investigar los restos encontrados. Casi dos años después, presenta los resultados en la prestigiosa revista científica Science.
La pasada semana se presentó también en sociedad y parece ser un nuevo antecesor nuestro. Se le ha bautizado con el nombre científico de Australopithecus sediba. Era un homínido que ya andaba sobre sus dos piernas, con un cerebro aún muy pequeño y con brazos fuertes y largos, lo que le permitía manejarse muy bien en los árboles. El lugar y la posición en que se encontraron los restos indican que entró en una cueva en busca de agua, con otros compañeros, cayendo todos en un pozo interior, lo que impidió que fueran devorados por animales carnívoros. Junto a ellos también se han encontrado restos de otros animales que corrieron la misma suerte.

Todavía estamos lejos de saber cuál es el entramado evolutivo de la especie humana pero, con cada pieza encontrada, aparecen nuevos interrogantes y nuevos motivos para seguir investigando.

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