domingo, 18 de abril de 2010

Una belleza bastante peligrosa


Este ser vivo tan extraño, mezcla de medusa y alienígena es en realidad un tipo de hidrozoo, de la clase Siphonofora. Su nombre científico es Physalia physalis y vulgarmente se la conoce como fragata portuguesa, carabela portuguesa, agua mala o botella azul. En realidad no es una medusa, sino un organismo colonial cuyos individuos están especializados para realizar una función concreta. Algunos de ellos se encargan de la defensa, otros de la captura de presas y la alimentación y otros de la reproducción de la colonia. Estos hidrozoos se encuentran distribuidos a lo largo de los tentáculos que están sujetos a un flotador que permanece en la superficie del agua y que está lleno de dióxido de carbono (que es el responsable del color violeta azulado de esta estructura).
Las carabelas portuguesas son organismos muy comunes en las aguas cálidas de los trópicos y subtrópicos en todos los océanos del mundo, particularmente en el Atlántico, el Pacífico y el Mar Caribe. A pesar de ser una especie muy común en las costas de gran parte del mundo, muy poco se conoce sobre su biología, ecología y papel en los ecosistemas marinos. De hecho, la mayor parte de la atención que se le presta tiene relación con sus efectos sobre la salud de los bañistas.

Al igual que las medusas, esta especie se encuentra dentro del grupo de los cnidarios, organismos caracterizados por poseer unas células especializadas, llamadas cnidocistos, y que son las responsables de inyectar las neurotoxinas. La carabela portuguesa posee una densidad de estas células urticantes muy elevada lo que, junto a un cóctel muy potente de toxinas, hace que su picadura sea muy dolorosa y se requiera un cuidado especial sobre el afectado. En algunos casos puede ocasionar dificultad respiratoria y paro cardiaco, sobre todo en niños y personas debilitadas.

La circulación oceánica propia del Mediterráneo, así como su régimen de vientos, hace que haya una entrada continua de aguas Atlánticas a través del estrecho de Gibraltar. Cuando en estas aguas quedan retenidas agregaciones de estos ejemplares, éstas son transportadas dentro del Mediterráneo. De nuevo, la circulación hace que puedan ser distribuidas a lo largo de la costa africana o que por el contrario sean arrastradas por la corriente que baña toda la costa sur y levantina española. Son en estos casos cuando podemos encontrar ejemplares de carabela portuguesa varados en las playas mediterráneas españolas.
Habrá que tener cuidado este verano.



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