miércoles, 14 de abril de 2010

¿Se pueden predecir los terremotos?

Pues va a ser que no.
Al menos, no con exactitud. Y digo “al menos”, porque un investigador del Instituto Nacional de Física italiano descubrió un mecanismo que, al parecer, detecta los terremotos con cierta antelación, pero no el día y la hora exactos en que ocurrirán. Este señor, llamado Giampaolo Giuliani, basó sus pronósticos en las concentraciones de gas radón en zonas sísmicamente activas. El científico aseguró que esas concentraciones aumentan cuando va a producirse un gran temblor. Antes del terremoto de L’Áquila (Italia) el 6 de abril del 2009, el director del Instituto Nacional de Geofísica en Italia, Enzo Boschi, restó importancia a la advertencia de Giuliani y por eso también las autoridades locales lo tacharon de “alarmista” e ignoraron su aviso. El terremoto dejó 294 muertos, 1500 heridos y más de 50.000 personas sin hogar.

Parece que la Tierra está últimamente muy “intranquila” a tenor de los movimientos sísmicos producidos en Haití, Chile, Méjico y hoy mismo en China… todos ellos de gran magnitud, pero con muy diferente número de víctimas. He de decir que nuestro planeta nunca está tranquilo, otra cosa es que lo notemos. En la actualidad, los geólogos tienen un amplio conocimiento sobre el movimiento de las placas tectónicas y pueden pronosticar seísmos basándose en la presión que se está almacenando en una región concreta. Sin embargo, y en el mejor de los casos, estas indicaciones sólo se pueden efectuar unos 30 segundos antes del desastre, tiempo insuficiente para poner a salvo a la población. Por este motivo, ahora mismo la importancia se centra en intentar prevenir y disminuir los daños de las catástrofes más que en preverlas.

Estamos en una zona de alto riesgo sísmico. La Península Ibérica se encuentra en el extremo occidental de la zona de convergencia de las placas Africana y Euroasiática. El límite se extiende desde las islas Azores, al oeste, hasta el Cáucaso, al este. Vivimos relativamente cerca de la falla Azores-Gibraltar cuyo movimiento provocó el gran terremoto de Lisboa en 1755 de 8,7 grados de magnitud en la escala Richter, con epicentro cerca del cabo San Vicente. Murieron más de 90.000 personas en el país vecino. El temblor sacudió también España. El 85% de los edificios de Sevilla, incluida la Torre del Oro, resultaron dañados. En Madrid, dos niños fallecieron por el desprendimiento de una fachada. Pero lo peor fue un devastador tsunami originado por el gran terremoto. Olas de 15 metros arrasaron el Golfo de Cádiz y el norte de Marruecos. En Ayamonte hubo más de mil muertos y Conil quedó completamente destruido.

En nuestra región se han sucedido otros terremotos de gran magnitud. Los más importantes fueron: el de Arenas del Rey (Granada) en 1884 y el de Málaga en 1680. Aunque los expertos dicen que se producen más de 3000 terremotos al año, afortunadamente, apenas los notamos. Por si nuestro subsuelo “decide” darnos un susto, es importante que la población sepa qué hacer antes, durante y después de un terremoto. Os aconsejo pinchar en este enlace perteneciente al Instituto Andaluz de Geofísica que se encuentra en Granada:
Además podéis visitar el resto de la página del IAG en la que aparece la historia de este centro, fotos antiguas del mismo, una lista de terremotos ocurridos en Andalucía y muchos más datos.

Para más información sobre el terremoto de China:
Aquí tenéis también un gráfico del periódico El País en el que se muestra cómo se producen los terremotos y los maremotos:

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